sábado, junio 10, 2017

Dante Alighieri / Purgatorio, Canto vigesimosexto
















Mientras por el borde, uno detrás de otro,
íbamos, y a menudo el buen maestro
decía: "Cuidado: mira que te advierto",

me hería el sol sobre el hombro diestro,
que ya rayando todo el occidente
mudaba el blanco en celeste aspecto;

y con mi sombra hacía más incandescente
parecer la llama; de modo que tal indicio
vi que muchas sombras andando lo miraban.

Esa fue la ocasión de que diese inicio
su hablar de mí, y que comenzaran
a decir: "Este no parece un ser ficticio";

luego, hacia mí, cuanto podían acercarse,
lo hicieron, siempre con cuidado
de no salir a donde no se ardiese.

"Oh tú que vas, no por ser tardo,
sino tal vez reverente, detrás de los otros
respóndeme, que en sed y en fuego ardo.

"No sólo para mí es valiosa tu respuesta,
que todos estos tienen sed mayor
que de agua fría el etíope o el hindú.

"Dinos cómo es que haces pared
al sol, a menos que no te haya todavía
la muerte atrapado con la red".

Así me hablaba uno, y le habría
respondido, si no hubiese estado atento
a otra novedad que apareciera.

Por el medio del camino ardiente
venía gente al encuentro de ésta,
lo que me dejó de mirarlos suspendido.

Veo de todas partes acercarse presta
cada sombra a besarse una con otra
sin parar, contentas de la breve fiesta;

así, en medio de su hilera oscura
topa la trompa una con otra hormiga,
tal vez por espiar senda y fortuna.

No bien terminada la recepción amiga,
antes que el primer paso las aleje,
en vociferar cada una se fatiga

la nueva gente: "Sodoma y Gomorra",
y la otra: "A la vaca entra Pasifae
para que el torito a su lujuria corra". *

Luego, como grullas que a las montañas Rife
vuelan en parte, y en parte a las arenas,
éstas de hielo, aquéllas de sol esquivas,

una gente se va, y la otra gente viene
y vuelven, lagrimeando, a los primeros cantos
y a gritar lo que les concierne;

y se acercaron a mí, como estaban antes,
los mismos que me habían rogado,
con la intención de oír en los semblantes.

Yo, que dos veces viese tal deseo,
comencé: "Oh ánimas seguras
de llegar a la paz cuando es debido, 

"no quedaron verdes ni maduras
mis partes allá, que son conmigo,
con su sangre y con sus coyunturas.

"Voy arriba para no ser más ciego;
dama hay allá que me adquiere gracia
y lo mortal por este mundo llevo.

"Sea saciado vuestro mayor deseo
pronto, y que el cielo los acoja,
tan lleno de amor y tan abierto,

"si me dicen, para que lo escriba,
quiénes son ustedes y aquella turba
que se aleja detrás de sus espaldas".

No de otro modo estupefacto se conturba
el montañés, y contemplando enmudece,
cuando tosco y silvestre va a la ciudad,

como en su aspecto lo hizo cada sombra;
pero ya del asombro liberadas,
el cual en altos corazones pronto cesa,

"¡Feliz tú, que de nuestras comarcas",
recomenzó el que primero preguntara,
"para morir mejor, ganas sapiencia!

"La gente que no va con nosotros ofendía
con lo que ya al César, triunfando,
'reina' le costó que le gritaran; **

"por eso se van 'Sodoma' clamando,
reprobándose, como lo has oído,
y ayudan al ardor avergonzándose.

"Nuestro pecado fue hermafrodítico
pero porque no servimos ley humana,
siguiendo como animales el apetito,

"en nuestro oprobio, decimos por nosotros,
cuando partimos, el nombre de aquella
que se embruteció entre brutos leños.

"Ahora sabes de nuestros actos y pecados:
si saber quieres los nombres que tenemos,
no sabría, ni es el tiempo de decirlos.

"Saber el mío te haré quererlo menos:
soy Guido Guinizelli, y  aquí me purgo ***
por haberme dolido ante el extremo".

Cual en la tristeza de Licurgo
corrieron los hijos a ver la madre,
tal hice yo, aunque con menos ímpetu,

cuando lo oí nombrarse al padre
mío y de otros que mejor usaron
rimas de amor dulces y elegantes;

y sin oír ni decir, caminé pensativo
un largo trecho contemplándolo,
separado de él por aquel fuego.

Luego que me complací en mirarlo,
me ofrecí enteramente a su servicio,
con la firmeza de seguro juramento.

Y él me dijo: "Dejas tal vestigio,
por lo que oigo, en mí, y tan claro,
que el Leteo no podrá quitármelo.

"Pero si tus palabras de verdad juraron,
dime por qué razón tanto demuestras,
en el mirar y el decir, que te soy caro".

Y yo: "Por los dulces dichos tuyos,
que, cuanto dure el uso moderno,
harán queridos todos tus escritos".

"Oh hermano", dijo, "éste que te muestro
con el dedo", y señaló un espíritu delante,
"fue el mejor herrero del hablar materno.

"Versos de amor y prosas de romances
las hizo todas; y deja hablar a los estúpidos
que aquél de Lemosín creen que lo vence.

"A voces, más que a verdad, alzan el rostro,
y se afirman así en sus opiniones,
antes de escuchar bien el arte o los juicios.

"Así lo mismo hicieron con Guittone,
de grito en grito por él alzando el precio,
hasta que la verdad de muchos los venciese.

"Ahora, si tienes tan amplio privilegio,
que es lícito para ti llegar al Claustro
en el que es Cristo abad de aquel colegio,

"reza por mí, ante él, un Padrenuestro,
que tanto necesitamos en este mundo,
donde el poder de pecar ya no tenemos".

Luego, tal vez por dar sitio a un segundo
que había llegado, se perdió en el fuego
como el pez en agua se va al fondo.

Me adelanté un poco al señalado
y dije que mi deseo a su nombre
le preparaba gracioso acogimiento.

El comenzó diciendo libremente:
"Tan m'abellis vostre cortes deman, ****
qu'ieu no me puesc ni voill a vos cobrire.

"Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen lo joi qu'esper, denan.

"Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l'escalina,
sovenha vos a temps de ma dolor!".
Y se ocultó en el fuego que refina.

Dante Alighieri (Florencia, Italia, 1265-Rávena, Italia, 1321), "Purgatorio", La Divina Comedia, traducción y notas de Jorge Aulicino, Edhasa, Buenos Aires, 2015


Ilustración: Dante por Carlos Alonso



* La reina Pasifae, esposa del rey Minos, sació su zoofilia ocultándose en una vaca de madera y cuero que le permitió acercarse a un toro blanco. Hijo de tales apetitos fue el Minotauro.

** Suetonio refiere que, triunfador en las Galias, César oyó que algunos soldados lo llamaban "reina" por supuestas relaciones carnales con el rey de Bitinia, en su juventud.

*** Guinizelli, padre adoptado del dolce stil nuovo, nació en Boloña hacia 1230 y murió en 1276, en Padua. Participó, como Dante, de la vida política, del lado de los gibelinos. Los florentinos consideraron su canción Al cor gentil rempaira sempre amore, en la que proclama la asociación del amor con la virtud del alma, el manifiesto de la "moderna" escuela. En los versos siguientes, Guinizelli descalifica a Gerardo de Bornell, poeta de Limoge, y a Guittone d'Arezzo. Luego presenta al miglior fabbro del parlar materno, Arnaut Daniel.

**** En provenzal en el original. La versión de los comentaristas en italiano permite esbozar esta: Tanto me place vuestra cortés demanda / que no puedo ni quiero a vos celarme. / Yo soy Arnaut, que lloro y voy cantando; / miro afligido la locura pasada / y la dicha que espero alegre veo delante. / Te ruego ahora por aquel valor / que te guía al sumo de la escala, / recuerdes atemperar a su tiempo mi dolor.

P. Canto XXVI

Mentre che sì per l’orlo, uno innanzi altro,
ce n’andavamo, e spesso il buon maestro
diceami: "Guarda: giovi ch’io ti scaltro"; 3

feriami il sole in su l’omero destro,
che già, raggiando, tutto l’occidente
mutava in bianco aspetto di cilestro; 6

e io facea con l’ombra più rovente
parer la fiamma; e pur a tanto indizio
vidi molt’ombre, andando, poner mente. 9

Questa fu la cagion che diede inizio
loro a parlar di me; e cominciarsi
a dir: "Colui non par corpo fittizio"; 12

poi verso me, quanto potëan farsi,
certi si fero, sempre con riguardo
di non uscir dove non fosser arsi. 15

"O tu che vai, non per esser più tardo,
ma forse reverente, a li altri dopo,
rispondi a me che ’n sete e ’n foco ardo. 18

Né solo a me la tua risposta è uopo;
ché tutti questi n’ hanno maggior sete
che d’acqua fredda Indo o Etïopo. 21

Dinne com’è che fai di te parete
al sol, pur come tu non fossi ancora
di morte intrato dentro da la rete". 24

Sì mi parlava un d’essi; e io mi fora
già manifesto, s’io non fossi atteso
ad altra novità ch’apparve allora; 27

ché per lo mezzo del cammino acceso
venne gente col viso incontro a questa,
la qual mi fece a rimirar sospeso. 30

Lì veggio d’ogne parte farsi presta
ciascun’ombra e basciarsi una con una
sanza restar, contente a brieve festa; 33

così per entro loro schiera bruna
s’ammusa l’una con l’altra formica,
forse a spïar lor via e lor fortuna. 36

Tosto che parton l’accoglienza amica,
prima che ’l primo passo lì trascorra,
sopragridar ciascuna s’affatica: 39

la nova gente: "Soddoma e Gomorra";
e l'altra: "Ne la vacca entra Pasife,
perché 'l torello a sua lussuria corra". 42

Poi, come grue ch’a le montagne Rife
volasser parte, e parte inver’ l’arene,
queste del gel, quelle del sole schife, 45

l’una gente sen va, l’altra sen vene;
e tornan, lagrimando, a’ primi canti
e al gridar che più lor si convene; 48

e raccostansi a me, come davanti,
essi medesmi che m’avean pregato,
attenti ad ascoltar ne’ lor sembianti. 51

Io, che due volte avea visto lor grato,
incominciai: "O anime sicure
d’aver, quando che sia, di pace stato, 54

non son rimase acerbe né mature
le membra mie di là, ma son qui meco
col sangue suo e con le sue giunture. 57

Quinci sù vo per non esser più cieco;
donna è di sopra che m’acquista grazia,
per che ’l mortal per vostro mondo reco. 60

Ma se la vostra maggior voglia sazia
tosto divegna, sì che ’l ciel v’alberghi
ch’è pien d’amore e più ampio si spazia, 63

ditemi, acciò ch’ancor carte ne verghi,
chi siete voi, e chi è quella turba
che se ne va di retro a’ vostri terghi". 66

Non altrimenti stupido si turba
lo montanaro, e rimirando ammuta,
quando rozzo e salvatico s’inurba, 69

che ciascun’ombra fece in sua paruta;
ma poi che furon di stupore scarche,
lo qual ne li alti cuor tosto s’attuta, 72

"Beato te, che de le nostre marche",
ricominciò colei che pria m’inchiese,
"per morir meglio, esperïenza imbarche! 75

La gente che non vien con noi, offese
di ciò per che già Cesar, trïunfando,
"Regina" contra sé chiamar s’intese: 78

però si parton "Soddoma" gridando,
rimproverando a sé com’ hai udito,
e aiutan l’arsura vergognando. 81

Nostro peccato fu ermafrodito;
ma perché non servammo umana legge,
seguendo come bestie l’appetito, 84

in obbrobrio di noi, per noi si legge,
quando partinci, il nome di colei
che s’imbestiò ne le ’mbestiate schegge. 87

Or sai nostri atti e di che fummo rei:
se forse a nome vuo’ saper chi semo,
tempo non è di dire, e non saprei. 90

Farotti ben di me volere scemo:
son Guido Guinizzelli, e già mi purgo
per ben dolermi prima ch’a lo stremo". 93

Quali ne la tristizia di Ligurgo
si fer due figli a riveder la madre,
tal mi fec’io, ma non a tanto insurgo, 96

quand’io odo nomar sé stesso il padre
mio e de li altri miei miglior che mai
rime d’amor usar dolci e leggiadre; 99

e sanza udire e dir pensoso andai
lunga fïata rimirando lui,
né, per lo foco, in là più m’appressai. 102

Poi che di riguardar pasciuto fui,
tutto m’offersi pronto al suo servigio
con l’affermar che fa credere altrui. 105

Ed elli a me: "Tu lasci tal vestigio,
per quel ch’i’ odo, in me, e tanto chiaro,
che Letè nol può tòrre né far bigio. 108

Ma se le tue parole or ver giuraro,
dimmi che è cagion per che dimostri
nel dire e nel guardar d’avermi caro". 111

E io a lui: "Li dolci detti vostri,
che, quanto durerà l’uso moderno,
faranno cari ancora i loro incostri". 114

"O frate", disse, "questi ch’io ti cerno
col dito", e additò un spirto innanzi,
"fu miglior fabbro del parlar materno. 117

Versi d’amore e prose di romanzi
soverchiò tutti; e lascia dir li stolti
che quel di Lemosì credon ch’avanzi. 120

A voce più ch’al ver drizzan li volti,
e così ferman sua oppinïone
prima ch’arte o ragion per lor s’ascolti. 123

Così fer molti antichi di Guittone,
di grido in grido pur lui dando pregio,
fin che l’ ha vinto il ver con più persone. 126

Or se tu hai sì ampio privilegio,
che licito ti sia l’andare al chiostro
nel quale è Cristo abate del collegio, 129

falli per me un dir d’un paternostro,
quanto bisogna a noi di questo mondo,
dove poter peccar non è più nostro". 132

Poi, forse per dar luogo altrui secondo
che presso avea, disparve per lo foco,
come per l’acqua il pesce andando al fondo. 135

Io mi fei al mostrato innanzi un poco,
e dissi ch’al suo nome il mio disire
apparecchiava grazïoso loco. 138

El cominciò liberamente a dire:
"Tan m’abellis vostre cortes deman,
qu’ ieu no me puesc ni voill a vos cobrire. 141

Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen lo joi qu’ esper, denan. 144

Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l’escalina,
sovenha vos a temps de ma dolor!". 147

Poi s’ascose nel foco che li affina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario